miércoles, 5 de marzo de 2014

 
 
 
EL VESTIDITO NEGRO (LBD)
El little black dress, o vestidito negro, es un vestido de tarde o cóctel de corte simple y frecuentemente corto, originalmente popularizado en la década de 1920 por la diseñadora de moda Coco Chanel, pensado para ser duradero, versátil, asequible, accesible al mercado más amplio posible y en un color neutro. Su uso es tal que muchos se refieren a él mediante la abreviatura LBD.
El vestidito negro es considerado esencial para un guardarropa completo por muchas mujeres y críticos de moda, quienes toman como una "regla de la moda" que toda mujer debe poseer un simple y elegante vestido negro que pueda ser usado más formal o informalmente dependiendo de la ocasión: por ejemplo, usado con una chaqueta y tacones para el trabajo diurno o con más joyas y accesorios para la tarde. Por tener el objetivo de ser un básico del guardarropa para varios años, el estilo del vestidito negro idealmente debe ser tan simple como sea posible: un vestido corto negro que sea muy claramente parte de una moda no calificaría porque pronto parecería anticuado.
Antes de los años 20, el color negro se reservaba para la servidumbre y para los periodos de luto, considerándose indecente usarlo fuera de estas circunstancias, como se demostró en el retrato de Madame X, realizado por John Singer Sargert. El vestido de luto observaba un estricto código de ética. Durante la época Victoriana y Eduardiana, las viudas pasaban por varias etapas de luto en el vestuario a lo largo de 2 años. “Profundo” o “Total” luto requería que la ropa fuera absolutamente negra y sin ningún tipo de adorno por el primer año de duelo. La segunda etapa duraba 9 meses y se permitía usar seda negra. En el “luto ordinario”,  de 3 meses, la viuda podía adornarse con un moño negro, encaje, algún bordado o algo de joyería. Los 6 meses finales “medio luto” se permitía usar colores neutros, y algunos tonos de purpura. Debido a la cantidad de muertes ocurridas en la Segunda Guerra Mundial, mas las ocurridas durante la epidemia de Gripa española, se volvió más común que las mujeres se aparecieran en público usando color negro.
En 1926 Coco Chanel publico una fotografía de un sencillo vestido negro corto, en la revista americana Vogue. Era recto, a media pierna y decorado únicamente con unas líneas en diagonal. Vogue lo llamo “el Ford de Chanel”. Como el Modelo T, el pequeño vestido negro (LBD) era sencillo y accesible para las mujeres de todas las clases sociales. Vogue también dijo que el LBD se convertiría en “una especie de uniforme para las mujeres de buen gusto”.
El pequeño vestidito negro continúo siendo muy popular durante la Gran Depresión, predominantemente por su económica elegancia, además de que alargaba la figura. El cine de Hollywood influyo en la moda y ayudo a la popularidad del vestidito negro, por razones prácticas, las películas en Tecnicolor se volvieron más comunes y los cineastas de dieron cuenta de otros colores se veían algo distorsionados a la hora de procesarlos.
Durante la Segunda Guerra Mundial, el estilo siguió teniendo éxito debido al racionamiento de los textiles y por otra parte debido a que servía muy bien como un “uniforme” para las mujeres que entraron a trabajar.
El New Look de Dior, durante la postguerra, y el conservacionismo sexual durante la década del 50, devolvió al pequeño vestido negro a sus orígenes como uniforme y símbolo de la mujer peligrosa. Las mujeres fatales de Hollywood, usaban este tipo de vestido en contraste con los con los vestidos conservadores de las esposas o las actrices mas inofensivas.
La aparición de las fibras sintéticas disponibles para muchos diseñadores también contribuyó a su popularidad.
En los 60’s, los jóvenes modernizaron el vestidito negro, que era cada vez mas corto y realizado en materiales de vanguardia como el vinil. Las mujeres de mediana edad, se encantaron con el vestido negro usado por Audrey Hepburn en “Desayuno en Tiffany’s”, diseñado por el gran Hubert de Givenchy.
La popularidad de las telas casuales, especialmente las tejidas, para la ropa ejecutiva en los 80’s llevo el vestido negro de regreso a Vogue. Los nuevos diseños incluían peplos y hombros anchos: mas tarde en los 90’, reinaba la simplicidad, se variaban los largos y anchos del vestido negro. La cultura grunge lo combino con sandalias o botas de combate, mientras el vestido se conservaba muy sencillo.
El nuevo glamur de la ultima parte de la década de los 90’s, permitió variaciones al vestido negro, pero tal como en los 50’s y 60´s, el color re-emergió  en la ropa formal y se mostro aversión al negro. Luego surgió una consciencia del cuerpo y la ropa, se cambiaron los esquemas de color y de nuevo el negro predomino, con tendencia retro de los 80. Al final de la década del 2000 se despertó el interés en el vestidito negro.
 
LBD Theory
 

Versión juvenil y sexy

LBD de los años 20 de Chanel


Desayuno en Tiffany
 

 

Cantidad de verisones

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DISEÑO DE ESCAPARATES: EL VENDEDOR SILENCIOSO

En esta ola de consumismo que nos invade el escaparate comercial se ha convertido en una poderosa arma subliminal para el paseante de las ciudades contemporáneas.

La acción de comprar que se remonta a nuestros ancestros como una necesidad, ha ido adquiriendo cada vez más un cáliz lucrativo, aunque nunca le haya sido ajeno. En el punto intermedio entre el comprador y el vendedor se encuentra el escaparate que en los últimos tiempos se ha enriqueciendo en su concepto, llegando a convertirse en transmisor de ideologías y en obra de arte.

El escaparate representa la sociedad, sus deseos y sueños como un espectáculo teatral, y los dos son efímeros. De esta manera el acto de exponer un producto en un escaparate enriquece al mismo y lo hace reconocible y atrayente, hasta el momento de decidir su compra y posesión.

Un escaparate cumple su función cuando ha logrado influenciar a la persona que lo mira, que se detiene y lo observa iniciándose en el sujeto pasivo un proceso mental en el que toma la determinación de adquirir el producto estimulante y seductor por la forma en que está mostrado. Si todo esto sucede se puede decir que el escaparate además de una referencia estética en el paisaje urbano cobra la relevancia de determinar la imagen de los individuos en la sociedad.

En este punto el escaparate y también la tienda comparten importancia con el objeto al que envuelven. Los directivos de grandes empresas conocen la necesidad de crear un entorno adecuado para sus productos, una insignia de su marca, una muestra de buen gusto y prestigio encargado el diseño y construcción de sus tiendas a lo más preciado de los arquitectos del star system.

Reglas de oro del escaparate:
  • No disminuir el espacio dedicado a la venta dentro del establecimiento.
  • Estar siempre limpio y luminoso.
  • Mostrarse atractivo y sugerente.
  • Proponer una selección de artículos estratégica para el negocio.
  • Parecer siempre nuevo. Se recomienda variar la exposición cada 15 ó 20 días para mantener vivo su poder de atracción

Del libro: Diseño de Escaparates. Instituto Monsa de Ediciones. Barcelona 2004.
Escaparate para Dolce & Gabbana, almacenes Printemps

Escaparate de Emilio Pucci, almacenes Printemps

Escaparate para Baccarat, almacenes Printemps

Escaparate para Christofle, almacenes Printemps

Escaparate para Mulberry, almacenes Printemps

Almacenes Printemps, París.

Escaparate para Salvatore Ferragamo, almacenes Printemps.
 
 
El diseño de escaparates es una de las especialidades mas lucrativas dentro de la carrera de Diseño y Arquitectura de Interiores. En la escuela de diseño Magdalena Sofía Barat se da especial importancia a esta materia y es impartida por especialistas con amplia experiencia.
 
 
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lunes, 3 de marzo de 2014

LA PATRIA PORTATIL: 100 AÑOS DE CALENDARIOS MEXICANOS

En siglos anteriores al presente, los calendarios mexicanos fueron una piedra solar o unos cuadernillos impresos compuestos por pronósticos, efemérides, caricaturas y entretenimiento literario. En el siglo XX, época obsesionada con el progreso tecnológico y material, los calendaros se convirtieron en recurso de la publicidad moderna para promover marcas y productos: junto a la cuenta de los meses y días, resplandeció el adorno de los cromos, estampas impresas con técnicas derivados de la cromolitografía que a lo largo de un año colgaban de paredes de casas y oficinas.

Con el paso de los años, este popular medio propagandístico se transformo en una corriente subalterna de las artes pictóricas y gráficas mexicanas. Entre los años 20 y 70 de este siglo, cientos de autores y decenas de imprentas se conjugaron para producir las millones de coloridas reproducciones que, regaladas por cortesía de los grandes y pequeños comercios, integraron una suerte de museo ambulante y una entrañable galería del hogar. Por todos los rincones de México circularon las reproducciones impresas de pinturas originales hechas por encargo, en las que la inspiración artística estaba subordinada a las exigencias publicitarias. A través de estos impresos, sin embargo, no sólo se vendieron cigarros, cervezas, neumáticos, tequilas o electrodomésticos; también se difundió el sueño de un México arcádico e idealizado, la fantasiosa ilustración de sus mitos, leyendas y deseos.

Herederos del arte costumbrista del siglo pasado, aliados del nacionalismo cultural que desato la Revolución y del cine de la Época de Oro, los cromos calendáricos contienen un amplio catalogo de los juegos y representaciones de los mexicanos del siglo XX realizamos en torno a nuestra identidad nacional. Son asimismo, un testimonio de nuestros hábitos, poses, novedades y consumos.

A continuación presento algunas de las pinturas, impresos y fotografías que sacaron del anonimato la obra de autores que han acompañado la intimidad de varias generaciones de mexicanos. Un viaje retrospectivo por la patria dulce y portátil de los cromos.

Del libro:
La leyenda de los cromos: El arte de los calendaros mexicanos del siglo XX en Galas de México.
Museo Soumaya
México, 2000.

Antonio Gómez, sin titulo
 

Aurora Gil, sin titulo

Aurora Gil, sin titulo

Eduardo Cataño, sin titulo

Jesús de la Helguera, Grandeza azteca, 1961


Jesús de la Helguera, Hidalgo

 

 
Jesús de la Helguera. Unidad, previsión, trabajo harán la grandeza de México. 1943
 

Torres Palomar
Jesús de la Helguera, Oh Patria mía, 1963
 
Anónimo, sin títulos
 
En la escuela de diseño Magdalena Sofía Barat se estudian los cromos como parte de la historia del diseño gráfico mexicano.
 
 
 
 
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